
Los pasillos del aulario recogían sus pasos.
Las aulas desiertas la contemplaban sorprendidas.
Ella sólo caminaba y caminaba
esperando no encontrar a nadie
esperando salir de allí
No se molestó en mirar hacia los lados
Ni una pisada perdida se adentró en sus oidos
Todo había terminado
Pero como siempre
O como nunca
No pudo cerrar la puerta del todo
Un halo negro de vida
fue rodeándola hasta perderse
por la más pequeña de las miradas