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desiertos

Paseo

Hacía tiempo que nadie le sonreía.
Ella caminaba triste por una soledad sin nombre.
Quizá nadie la veía, quizá nadie la miraba.
Quizá su alma era tan frágil que nadie pudo besarla sin romperla.

Porque no era bonita.

Boca agrietada por un alma negra.
Sólo un cigarro se atrevió a estropearla.
Su cuerpo era ardiente asfalto.
Nadie se atrevió a descalzarse.
Ahora era sólo un camino.

Ni ella misma se atrevió a adentrarse.

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