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desiertos

Realmente sin Título

A la brisa que no llegó,
No salió de los labios de los amantes.
La llevaron donde nunca había existido.

Olvido.
Perdón.
Para quien lo necesite.
Para el vientre oscuro que no llegó a serlo:
mil mariposas se posaron en su silueta
elástica como la conciencia.
Para los ojos tibios que aún gimen:
su memoria sólo llegará
con la lluvia que enturbie los cristales
y rompa en mil pedazos
la vida que quedó del otro lado.

Yo aún la siento
pues su olvido es el único trozo de alma
Que le queda,
la que tenía antes de ser deseo,
la que tenía antes de ser nada que es más que ahora
que esta muerta
A la brisa que no llegó a ser brisa.
Hubiera arrasado los naranjos.
Pues el sudor que trajo
con lágrimas
la calma
engendró la locura.

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