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desiertos

MARZO

Hoy Mariposa estaba triste. Le dolían todos los músculos de sus débiles patitas. Por más que temblaba y temblaba, no conseguía alzar el vuelo. Si hubiera estado allí con las demás monarcas, se sentiría aún más triste. Pero sólo aquella caja entomológica que brillaba y perturbaba extrañamente el aire, había sido capaz de mostrarle los campos donde nunca pudo volar.

Claro que allí no hubiera podido volar.

Claro que allí ya no quedaban mariposas.

Ni siquiera estúpidas polillas.

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