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desiertos

Poema transparente (parte II)

Hace poco empecé a viajar, ya sabéis, sin moverme del sitio. Empecé a avanzar sin saber a dónde, o mejor dicho sin saber por qué camino arrastrar mi carro. Perderme es una buena manera de eliminar equipaje únicamente útil para cansarme más y desesperarme antes. De todos modos, las recetas que dejé en el trayecto por indigestas me siguen apeteciendo, es más, las sigo necesitando. Esa imperdonable razón me impide desprenderme del envoltorio que me sobra. Y realmente me sobra. Por eso mi mundo es tan pequeño. En realidad es cómodo y tiene grandes maravillas que ofrecer, pero el caos reinante hace que incluso yo tenga dificultades para asistir a mi propia vida.

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