Blogia
desiertos

Temores cotidianos

He vuelto para no volver

Hacer maleta.
Deshacer maleta.
Hacer maleta.
Deshacer maleta.
Vuelvo a estar aquí, a intentar recobrar mi vida.
Bueno nunca tuve mi propia vida, aún estoy en ello.
Es una gran ventaja.
Ahora sólo tengo que preocuparme de construirla.

Siempre es mas fácil comprar algo que encontrar lo que has perdido.

Algo que decir

Penumbra tras el deseo.
Pies fríos anhelando un regazo
Horizontalidad maldita, visión nocturna.

Después de varios minutos sin respirar
sólo le quedó un tibio aroma de hierbabuena
en lugar de su alma.

Una Noche

Es demasiado fuerte. Una extraña sensación que se apodera de mí. Un reto. Un sacrificio y su recompensa. Los deberes. Los deberes. A veces creo que estoy enferma. A veces lo sé. A veces odio ser demasiado consciente de mí misma. El problema de ser yo misma es conocerme lo suficientemente bien para no gustarme. La muerte no me asusta. Los que dejo aquí sí.

Nada está bien. Fumo. Bebo. Como. Descomo. No hago deporte. No soy guapa. No soy brillante. No sé hacer nada bien. Nunca hago nada bien. Lloro. Grito. Insulto. Miento. Pero todo en su justa medida. No sé ser irresponsable. Pero lo soy. Sólo sé que soy una contradicción enorme. No puedo descansar. Hay algo que me lo impide. Sé lo que es. Y no puedo cambiarlo. No puedo cambiar a las personas. Y sin embargo sigo aquí. Sigo aquí. 21 años.

Y apenas nada que salvar. Necesito huir. Y llorar. Y despertarme de madrugada y salir a pasear. Sin miedo. Sin saber a dónde ir. Sin miedo. Sin tener que pensar en nada. Me sobran tantas cosas que no sé donde meter las que me faltan.
Pero sé que mañana será otro día. Todo igual.